Dos patrias, mi amor por Nicaragua

Por Serapio Morazán/ Publicado en Barricada

Hace más de veinte años escribí un poema de amor al cual nombré Dos Patrias. Se lo dediqué a quien me entregó su alma una tarde tibia en Managua y de la que también conservo su corazón. Decía en aquella pieza salida de mi inspiración, que me sentía privilegiado por haber estado en Nicaragua, por el tiempo que viví, por todo lo que aprendí. Hoy confirmo que debo a Nicaragua mucho de lo que soy. Conocí gente entrañable con la cual conservo una amistad a toda prueba. Los lazos que se construyen en tiempos difíciles, casi siempre son los más duraderos.

Estos días recordando ese poema he repasado las caras de los amigos, de las amigas. Me he preguntado junto a Pablo, ¿Dónde estarán? ¿Qué ha sido de ellos? Con algunos mantengo comunicación constante y a otros les perdí la pista. Desde que regresé a Honduras, sigo volviendo año con año, invariablemente, como lo dijo Rubén. Cuando he podido, en 19, hemos ido a la plaza a recibir un gigantesco baño de pueblo que nos deja reconfortados.

Con la triste situación nuestra desde el Golpe de Estado, agravada con la destitución de la Sala Constitucional y la ilegal reelección del actual regente, pensamos a Nicaragua como nuestro plan B. Esto lo venimos conversando basado en nuestro apego a ese hermoso y solidario país que nos dio tanto, pero también en la tranquilidad que respiramos con solo traspasar la frontera. Sentimos que los hombros se nos aflojan automáticamente y nos relajamos, cómo no podemos hacer en nuestro propio país. Esa tranquilidad tiene que ver con varias cosas que quiero comentar. Son muchas, solo resaltaré algunas.

Primero, esa paz y esa libertad tienen que ver con un contrato social que se construyó con la Revolución, que sigue vigente y a través del cual, las personas, las comunidades y el estado han alcanzado acuerdos, que tras los años, se dan por sentados, son parte de la normalidad, de la convivencia cotidiana. Quizá no sea el mejor ejemplo porque hay muchos, pero yo les comento a mis amigos que hasta los ladrones -que los hay en cualquier país del mundo- en Nicaragua son diferentes, porque a ninguno se le ocurre, si te asalta y andas sin dinero -palmado como dicen los nicas- que te va a matar sólo para dar un escarmiento público por eso. En Nicaragua eso es impensable. ¿Por qué? Porque los nicas además de ser pragmáticos, aprendieron de la revolución y de la guerra imperialista que asoló el país por once años, que matar es algo sumamente delicado, que no se puede tomar a la ligera, ni soslayar de ninguna manera. Hacerlo en la guerra fue diferente porque se hizo por un ideal, por defender la patria y la revolución, que al final de cuentas, trasciende tu propia existencia.

El otro elemento es que en Nicaragua la impunidad, tras la revolución, fue siempre sumamente baja. Esto se debe a que la Policía fue y ha sido eficiente en extremo por su carácter. Convertirla en comunitaria fue además de un enorme acierto, relativamente fácil, porque se partió de cero. Cuando triunfó la Revolución, se hizo una nueva, bajo principios humanistas y enraizada en su pueblo. En Honduras hoy nos quieren vender la idea de que se hará Policía Comunitaria con grandes vallas en las carreteras y con campañas mediáticas. ¿Cuán ilusos creen que somos? Grandes esfuerzos se gastaron por años en instruir a policías hondureños en estándares de Derechos Humanos y de nada sirvió. Con el golpe se desató la furia de la jauría para defender los más elevados intereses de las élites que vieron en peligro el control del instrumento predilecto de su enriquecimiento ilícito, el estado.

Pensando en nuestro Plan B estábamos cuando en abril nos llegaron noticias terribles del sur. Una medida administrativa había causado una especie de levantamiento, que en principio pensamos, no tendría mayor importancia. Nos equivocamos. Día tras día llegaron las nefastas noticias y con ellas crecieron nuestras preocupaciones. Los medios hondureños y los internacionales coreaban de forma muy sutil y calculada el guión de lo que sucedía en aquel amado país. Resumiendo, la sangrienta dictadura de Daniel y Rosario asesinaban a mansalva a diestra y siniestra a la población en general y a los pacíficos y heroicos estudiantes, que para entonces se habían convertido en la “vanguardia” de la liberación de los nicaragüenses. Me acordé de los ochenta y de la nefasta contra. Recuerdo que Reagan les llamó “Luchadores de la Libertad” un término que robó de los combatientes anti apartheid sudafricanos que combatían con cuerpo y alma al brutal e injusto sistema. Haber vivido en Nicaragua en aquel tiempo y ser testigo de las atrocidades de aquellos sanguinarios mercenarios es algo que jamás olvidaremos. La historia nos enseña lecciones que se repiten cíclicamente. Para bien nuestro, el pueblo nicaragüense no olvida, ni perdona. Ya lo dijo, no se equivoquen.

Acostumbrados a leer entre líneas, empezamos a reactivar nuestros contactos al otro lado de la frontera para conocer la verdad. Los ochenteros -como los jóvenes camaradas nos llaman con un cierto grado de displicencia- hacemos siempre uso de los principios en nuestra vida corriente. Por lo tanto, nuestra lectura de los hechos se hace desde una mirada política para discernir donde están los intereses que por alguna razón, algunos se esmeran en ocultar. Decimos que por principio hay que sospechar de las cosas que no parecen ser lo que son. Así que con la situación de Nicaragua nos pusimos manos a la obra para recopilar la información de fuentes creíbles, contrastar con la retahíla de mentiras que los periodistas tarifados nos intentaban vender aquí y sacar nuestras propias conclusiones.

Nicaragua ha cometido un pecado venial por el cual ha sido condenada –sin juicio- por el imperio: ser un mal ejemplo. Para un observador acucioso resultará fácil leer las cifras de los organismos internacionales sobre este pequeño pero gran país. Las económicas, las sociales, las políticas incluso. Para poner un ejemplo, algo que me ha parecido el colmo, es que, habiendo alcanzado Nicaragua, hace un par de años, el sexto lugar en el mundo en el índice de brecha de género, solo detrás de los países nórdicos, ningún medio internacional haya destacado tan notable logro. Menos lo hicieron ni lo harán los grupos de oposición al gobierno del Comandante Daniel. No importa que tan grande sea el éxito. Otro ejemplo: la tasa de homicidios en Nicaragua es más baja que el promedio mundial. El contraste con Honduras es vergonzoso. Aún con las medidas para maquillar cifras que se han ordenado desde muy arriba en nuestro país. Podríamos seguir hablando de datos que muestran porque Nicaragua es un mal ejemplo, pero llenaríamos muchas páginas y perderíamos el propósito original de este breve artículo.

Sin embargo, hay otros aspectos que se pasan por alto en los análisis que debo mencionar. Nicaragua también es mal ejemplo por su política exterior independiente. También en esto hay muchos aspectos pero me remitiré a unos pocos. Recientemente Rusia inauguró en tierras nicas un centro de instrucción de lucha antidrogas para policías de los países de la región. Si pregunto de que país de Centroamérica no se enviaron estudiantes al primer curso, les aseguro que cualquiera adivina: de Honduras. Rusia también construyó y opera desde Nicaragua una estación de control satelital del sistema Glonass, alternativo al GPS norteamericano. Para concluir esta sección con la joya de la corona, el canal interoceánico, que no sólo será competencia al de Panamá, sino que pondrá en una situación geoestratégica de primer orden a Nicaragua y que generará un repunte en la economía que superará con creces las cifras de cualquier país de la región y de forma sostenida, que también se beneficiarán. La importancia estratégica de este proyecto colosal es tal que constituye probablemente la mayor preocupación del imperio por lo cual decidió lanzar su estocada trapera.

El único problema es que de nuevo se equivocaron. Y esta vez, de forma colosalmente estúpida. Olvidaron un pequeño pero significativo detalle. El pueblo nicaragüense es y seguirá siendo antiimperialista y jamás perdonará a los traidores, a quienes por unas monedas vendieron su alma al diablo, a quienes nunca en las urnas pudieron convencer a nadie para obtener sus votos. Lo que el pueblo jamás les perdonará es que recibieron dinero de quienes pagaron los mayores crímenes y atrocidades jamás vistas en esta tierra. En la escala de los seres viles, el ultimo eslabón es el de los traidores. Ahí están ahora señalados y manchados con la sangre de inocentes. La saña y la brutalidad les muestra desnudos, tal cual son. No importa que tanto les laven la cara los grandes medios, no importa cuanto dinero reciban, el desprecio del pueblo y la condena penal por sus crímenes la tienen asegurada.

Este 19, el Frente volvió a demostrar su profundo arraigo en el corazón de este valiente pueblo que se sigue llamado Sandinista; que desbordó la plaza en Managua y en todos los rincones del país. Ahora que las ratas huyen por los rincones pretendiendo escapar de la justicia, el pueblo nicaragüense está gritando con todas sus fuerzas, ¡Comandante Daniel, ordene!

Yo mientras tanto regreso a mi poema Dos Patrias. Pienso en mi madre nacida el 18 de mayo, en mi hijo mayor nacido el 19 de julio, en mi hija nacida el 23 de julio, pura pinolera por gracia de Dios y concluyó que todo esto no puede haber sido producto de la casualidad. Aunque dejé mi ombligo en un rincón de Honduras, indefectiblemente mi corazón está partido en dos trozos iguales: el de la izquierda, con seguridad es de Nicaragua.

¡Viva Sandino! ¡Viva Carlos! ¡Viva Daniel!

Acerca de cubanaycatracha

Una cubana en Honduras.

Publicado el julio 28, 2018 en Alba, CIA, EE.UU, Honduras, Nicaragua y etiquetado en , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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